martes, 13 de noviembre de 2012

Ahora


Ahora

Que pesado que me siento, ni me da ganas de levantarme, sería más fácil dejar que el mundo gira un par de veces, mientras trato de huir de la realidad en buscar las fantasías de los sueños.  Lamento decir que mi conciencia no permite estar todo el día en la cama acostado. No sé lo que me impide estar feliz con lo que tengo, ni idea porque cada mañana en mi vida comienzo a dudar de mis habilidades, mis estudios y el trabajo.

Al alistarme me veo en el espejo y lo único en que puedo pensar son en los errores que cometí durante algunos años o las heridas que recibí durante mi pasado.  Me siento a la orilla de la cama, empiezo a recordar cada situación que he pasado, retrocedo el casete de la vida para poder reproducir de nuevo imágenes de mi pasado. De vez en cuando sonrío pero la mayor parte de estas imágenes antiguas me producen tristeza, me duele, me enojo y todo esto impide que yo pueda ver las cosas con claridad.

Durante la mañana vivo en el pasado y al acostarme en la noche vivo en el futuro. Me ha pasado que me acosté molesto, enojado con los demás, sinceramente no sé porque, pero viendo hacia la pared, empiezo a afanarme por lo que puede pasar mañana, la inseguridad toma dominio y aunque alguien me quería aconsejar durante el día mis preocupaciones impulsaron que el orgullo ahoga toda ayuda de los demás.

De repente me despierto y una voz me habla a mi corazón diciéndome: “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.” Me fije en una palabra que cambio todo mi concepto de la vida y la palabra es “ahora”. “Ahora” no significa ayer o los años que pasaron, ni significa lo que pasa mañana, la palabra me dice que este  es el momento para tener una vida lleno de alegría, no debería preocuparme de lo que va a pasar mañana, lo hechos en el pasado ya no se puede cambiar, pero lo que Dios quiere es que estés gozoso ahora, lleno de su amor y no dejar que el día se pierda por estar enojado o triste.

Amigo, no pierdes el momento, Dios te quiere bendecir pero para esto tienes que levantarte y despojarte de tu orgullo, altivez o baja autoestima.  Pon tu vida en las manos de Dios, acepta a Su hijo Jesucristo como tu único Salvador porque él te perdonara todo lo que has hecho y te va a bendecir en todo lo que vas hacer si confías en el.

                                              NO PIERDAS EL DÍA, EMPIEZA A SONREÍRTE.

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