jueves, 9 de agosto de 2012

La lámpara de nuestro cuerpo



La lámpara de nuestro cuerpo

El mundo nos enseña cada día que enfermo que esta. Vemos guerra, sequia, enfermedades y pobreza en la televisión o en los periódicos. Observando las circunstancias que están más cercas a nosotros, podemos ver  a veces problemas familiares o problemas en el trabajo. Hagamos un vistazo en nuestro corazón y vamos a encontrar heridas cuales traemos desde la niñez por circunstancias de la vida por ejemplo maltrato de los padres o discriminación en la escuela. “Vemos, observamos y hagamos un vistazo” Son nuestros ojos que nos ayudan a observar lo que el mundo nos enseña, pero muchas veces vemos las situaciones en cuales vivimos solo del lado negativo. Somos capaces de decir que  el mundo ya se va a acabar, nunca vamos a tener éxito en el trabajo o nos damos cuenta que guardamos rencor contra alguien que nos trae tristeza o amargura a nuestras vidas.

 En Mateo 6: 22-23 dice:” La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? La palabra de Dios nos enseña que al ver solo los lados negativos, nuestro cuerpo se llena con tinieblas: Negativismo, tristeza y depresiones. Todos estos sentimientos son productos de los daños que recibió nuestra alma durante en las situaciones difíciles y esto nos lleva que nuestro cuerpo se llena con tantas tinieblas que  para nosotros el mundo exterior ya solo nos parece como un mundo llenos de fracasos.

Pero hay alguien cuyo nombre es Jesucristo que es capaz de cerrar estas heridas para que seamos capaces de llenar nos con luz y empezar a ver las maravillas que Jesús hace en esta tierra día tras día. Amigo, acepta a Jesús porque él es la luz, la luz que te llena y te enseña lo maravilloso que es de vivir una vida en Cristo sin tristeza y sin preocupaciones. Permite que Jesucristo, la luz del mundo alumbre nuestro cuerpo y more en ti para ver la Gloria de Dios.

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